Nos hacemos mayores II

El problema de la edad que tenemos es que lo hecho, hecho está, y aunque es posible dar un cambio brusco en nuestras vidas, cada año que pasa es más difícil y al final nos vemos obligados a aceptar la situación. No nos engañemos, la vida nos la jugamos en estos 20-25 primeros años y pocas veces somos realmente conscientes de ello.

Para aquellos que hayamos tenido las ideas claras desde el principio sobre nuestro futuro, cada día que pasa estamos más cerca de conseguir lo que hemos ansiado toda nuestra vida, sin embargo, para aquellos que no han tenido una meta clara y simplemente se han sumado al torrente de la vida adulta, buscando una profesión que les permita vivir de forma más o menos cómoda, cada día que pasa supone acercarse más al temible momento de afrontar todo, subirse al tren y ponerse a trabajar, y digáis lo que digáis, esto para mí no es vivir, es sobrevivir.

Es muy fácil tirarse al río y dejarse llevar por la corriente, los menos afortunados se ahogarán por no saber nadar, otros estarán toda su vida nadando para manterse a flote, algunos afortunados tendrán un tronco al que agarrarse de vez en cuando y tomarse un respiro, pero sólo unos pocos, la élite, tendrán un barco con el que no sólo podrán bajar por el río, sino que también podrán subir a contracorriente. Siempre podemos encontrar rutas alternativas, como usar el cadáver del ahogado para flotar, robarle el tronco a alguno, pararnos en la orilla o sitiar uno de esos barcos.

Espero que hayáis comprendido este símil, el río es la vida y el resto son formas de vivir y de sobrevivir; cada uno elegirá o estará obligado a elegir alguna de estas opciones. Pues bien, ABRID LOS OJOS, todavía estáis a tiempo, tomaros el tiempo que necesitéis: un día, una semana, un mes, 3 años (como ha sido mi caso); y pensad de qué forma quereis pasar vuestra vida y si hay que cambiar algo, hacedlo ya! Sinceramente, merece la pena perder 3 años frente a una vida entera!

Si elegís con un buen criterio, aunque la vida cambie, vuestra elección permanecerá inmutable, y será el timón al que aferrarse y la dirección a seguir en aquellos momentos en que la niebla nos impida ver claramente.